Fenómeno ovni en Nüremberg de 1561
En una octavilla elaborada en madera en 1566 por el artista Hans Glaser se describe un evento acaecido en Nüremberg cinco años antes, en el momento de la salida del Sol, el 14 de abril de 1561. Dicha representación se conserva en la colección Wickiana, en la biblioteca central (Zentralbibliotel) de Zúrich. En esta colección también se incluye una ilustración sobre un fenómeno celeste acaecido en Basilea en 1566.Esta octavilla procede de Núremberg y cuenta la nueva de una «muy horripilante aparición» en el momento de la salida del Sol, el 14 de abril de 1561. Fue vista «por muchas personas, varones y mujeres». Eran «esferas» de color rojo sangre, azulado y negro, o «discos anulares», cerca del Sol, «tres por ejemplo en fila / a veces cuatro en cuadrado, y también algunas solas / y también se han visto entre esas esferas algunas cruces de color sangre». Había también «dos grandes tubos» (o tres)... «en cuales pequeños y grandes tubos / estaban de a tres / también de a cuatro y más esferas. Y todos ellos comenzaron a pelearse entre sí». El fenómeno duró aproximadamente una hora. Luego «todo ello como ofuscado por el Sol / cayó a la Tierra desde el cielo como si todo ardiera / y con gran vapor desapareció poco a poco sobre la Tierra ». También se vio, bajo las esferas, una figura alargada, «igual que una gran lanza negra». Naturalmente, esta «visión» se entendió como advertencia divina.(fig.1)
fig.1
En agosto de 1608, los habitantes del Sur de Francia y del Noroeste de Italia, desde Marsella hasta Génova, asisten a una auténtica oleada de ovnis (Objetos Voladores No Indentificados), debidamente contada en una crónica de la época titulada "Discursos de las terribles y espantosas señales aparecidas sobre el mar de Génova".
He aqui uno de los más antiguos documentos descubierto hace poco (aunque no el único en su especie), fechado en 1608, y redactado por un tal Pierre Ménier, de profesión editor sito en la Puerta de Saint-Victor (París); aqui no se trata de "platillos volantes" dado que el término es del siglo XX. El documento se presenta bajo una forma de antiguo librillo que tanto pululaban durante el siglo XVII. El relato abarca siete páginas y está escrito en francés...
"Discurso de las terribles y espantosas señales aparecidas sobre el mar de Génova a principios del mes de agosto pasado, con los prodigios de la sangre caída del cielo en forma de lluvia del lado de Niza y en varios lugares dela Provenza , asi como la aparición de dos hombres en el aire los cuales se batieron repetidas veces, sobre la isla de Martigues que es una villa sobre el mar a cinco leguas de Marsella."
El tal Pierre Ménier habla de lluvia de sangre, fenómeno meteorológico de sobras conocido en nuestros días, y que debía ser sin duda una de esas lluvias venidas del Norte de Africa y enrojecidas por la presencia de microorganismos. El testigo y escritor interpretaba ese fenómeno como una expresión de la cólera de Dios.
"A principios del mes de agosto del año mil seiscientos ocho, sobre el mar de Génova se han visto las más horribles señales que de memoria de hombre se ha hablado jamás, ni escrito, unos teniendo forma humana con brazos que parecían estar cubiertos de escamas, y en cada una de sus manos llevaban dos horribles serpientes voladoras que se enroscaban alrededor de sus brazos surgiendo al parecer desde la altura de sus ombligos, volando muy arriba por encima del mar y profiriendo gritos horribles, cosa que era del todo espantoso y, a veces, se sumergían en las aguas para salir nuevamente a una distancia más lejana. Sus gritos eran tan espantosos que varias personas cayeron enfermas por el miedo sufrido. Se veían algunas figuras con forma de mujer. Otros tenían el cuerpo similar al cuerpo humano, todo recubierto de escamas pero con la cabeza en forma de dragón."
Tengamos en consideración que para esos acontecimientos tan extraordinarios, el autor los compara con elementos que le son familiares y propios de su época. Por ejemplo, la "cabeza en forma de dragón", ¿qué se supone que era un dragón para la gente de entonces? Sea como fuere, los Genoveses vieron formas metálicas surgir de las aguas del Mediterráneo, desplazándose bajo el mar y produciendo un ruido infernal. Puesto que esas "apariciones" o manifestaciones insólitas se reproducen sucesivamente en ese mes de agosto, las autoridades decidieron pasar al ataque.
"La señoría mandó disparar algunos cañones para procurar echarlos del lugar, y les fueron disparados unos ochocientos cañonazos, pero en vano, pues no parecieron extrañarse de ningún modo."
¡Nada menos que 800 cañonazos! Ochocientos disparos que no dieron resultado alguno y, el 15 de agosto día dela Asunción , las cosas se pusieron aún más serias para los Genoveses. Desde hacía dos semanas vivían en un permanente estado de angustia:
"El décimo quinto día de agosto, aparecieron sobre el dicho mar del Puerto de Génova tres carrozas arrastradas cada una por seis figuras de fuego que parecían dragones. Y los mencionados carruajes marchaban en direcciones contrarias de unos y otros, y arrastrados por las figuras encendidas con sus serpientes, continuando con sus espantosos gritos y aproximándose de muy cerca a Génova, tanto que los espectadores, al menos la mayor parte, huyeron asustados temiendo los efectos de tales prodigios, pero cuando hicieron por tres veces el recorrido a lo largo del puerto después de proferir gritos tan potentes de ruido que hicieron temblar las montañas de los alrededores, se perdieron todos en el mar y, desde entonces, no se vio ni se tuvo noticia de ellos."
Y prosigue:
"Todo esto ha dado lugar a grandes perjuicios para muchos ciudadanos de Génova, unos habiendo muerto de miedo como el hijo del Signore Gasparino de Loro, así como el hermano del Signore Antonio Bagatelo; varias mujeres también perecieron de terror. Desde que cantamos el te deum, se han desvanecido."
"Discurso de las terribles y espantosas señales aparecidas sobre el mar de Génova a principios del mes de agosto pasado, con los prodigios de la sangre caída del cielo en forma de lluvia del lado de Niza y en varios lugares de
El tal Pierre Ménier habla de lluvia de sangre, fenómeno meteorológico de sobras conocido en nuestros días, y que debía ser sin duda una de esas lluvias venidas del Norte de Africa y enrojecidas por la presencia de microorganismos. El testigo y escritor interpretaba ese fenómeno como una expresión de la cólera de Dios.
"A principios del mes de agosto del año mil seiscientos ocho, sobre el mar de Génova se han visto las más horribles señales que de memoria de hombre se ha hablado jamás, ni escrito, unos teniendo forma humana con brazos que parecían estar cubiertos de escamas, y en cada una de sus manos llevaban dos horribles serpientes voladoras que se enroscaban alrededor de sus brazos surgiendo al parecer desde la altura de sus ombligos, volando muy arriba por encima del mar y profiriendo gritos horribles, cosa que era del todo espantoso y, a veces, se sumergían en las aguas para salir nuevamente a una distancia más lejana. Sus gritos eran tan espantosos que varias personas cayeron enfermas por el miedo sufrido. Se veían algunas figuras con forma de mujer. Otros tenían el cuerpo similar al cuerpo humano, todo recubierto de escamas pero con la cabeza en forma de dragón."
Tengamos en consideración que para esos acontecimientos tan extraordinarios, el autor los compara con elementos que le son familiares y propios de su época. Por ejemplo, la "cabeza en forma de dragón", ¿qué se supone que era un dragón para la gente de entonces? Sea como fuere, los Genoveses vieron formas
"La señoría mandó disparar algunos cañones para procurar echarlos del lugar, y les fueron disparados unos ochocientos cañonazos, pero en vano, pues no parecieron extrañarse de ningún modo."
¡Nada menos que 800 cañonazos! Ochocientos disparos que no dieron resultado alguno y, el 15 de agosto día de
"El décimo quinto día de agosto, aparecieron sobre el dicho mar del Puerto de Génova tres carrozas arrastradas cada una por seis figuras de fuego que parecían dragones. Y los mencionados carruajes marchaban en direcciones contrarias de unos y otros, y arrastrados por las figuras encendidas con sus serpientes, continuando con sus espantosos gritos y aproximándose de muy cerca a Génova, tanto que los espectadores, al menos la mayor parte, huyeron asustados temiendo los efectos de tales prodigios, pero cuando hicieron por tres veces el recorrido a lo largo del puerto después de proferir gritos tan potentes de ruido que hicieron temblar las montañas de los alrededores, se perdieron todos en el mar y, desde entonces, no se vio ni se tuvo noticia de ellos."
Y prosigue:
"Todo esto ha dado lugar a grandes perjuicios para muchos ciudadanos de Génova, unos habiendo muerto de miedo como el hijo del Signore Gasparino de Loro, así como el hermano del Signore Antonio Bagatelo; varias mujeres también perecieron de terror. Desde que cantamos el te deum, se han desvanecido."